El cristianismo no es solo estudio, oración y santidad; también es misión. La Palabra nos llama constantemente a «ir», como lo hizo Jesús con sus discípulos. Este mandato urgente y constante atraviesa todo el Evangelio, y hoy sigue siendo esencial para la Iglesia. Con la fuerza del Espíritu Santo, estamos llamados a salir, a proclamar y a llevar la Buena Nueva con valentía, juntos y sin demora.
El poder evangelizador de una madre católica
Margaret Magner Hahn nunca se llamó evangelizadora, pero con su vida de fe profunda y entrega como madre católica transformó el corazón de sus hijos, inspirando incluso una vocación sacerdotal. Una historia que resalta el poder silencioso de la maternidad cristiana.
Pentecostés y el testimonio de fe
En Pentecostés se cumple la Promesa del Padre: Jesús bautiza a sus discípulos con el Espíritu Santo, dándoles la fuerza divina para ser testigos hasta los confines de la tierra. A través del primer anuncio de Pedro, se proclama a Jesús como Señor y Mesías, cumpliendo las Escrituras y dando origen a la misión evangelizadora de la Iglesia.
La Gran Comisión: La Gran Omisión’
La gran comisión que Jesús nos dejó —»Vayan y proclamen la Buena Nueva»— no es una sugerencia, sino un mandato claro. Sin embargo, muchas veces se ha convertido en una gran omisión. Evangelizar no es una opción para el cristiano, sino parte esencial de su vocación. ¿Cuántos reconocemos esta falta como pecado? Es tiempo de romper el miedo y anunciar con valentía el Reino de Dios.