¿Qué significa evangelizar?
Evangelizar es hacer que Cristo Jesús entre en el corazón de las personas, en las estructuras y en la sociedad, para que sea conocido, amado y seguido. Es vivir y transmitir los valores del Evangelio con alegría y convicción.
El punto de partida: el Kerygma
El Kerygma, o primer anuncio, es el inicio del camino: hablar de Jesús como si quien escucha no lo hubiera conocido antes.
El amor de Dios se manifestó al enviar a su Hijo al mundo, dispuesto a dar la vida por quienes ama. Jesús muere en la cruz, vence el mal, resucita a una nueva Vida y vuelve al Padre, pero no nos deja solos:
“Donde dos o más estén reunidos en mi nombre, yo estaré en medio de ellos.” (Mt 18,20)
El evangelizador no habla desde una teoría, sino desde su propia experiencia personal con Jesús. El anuncio nace del corazón.
Pedro y el primer Kerygma
En el día de Pentecostés, Pedro recibe el Espíritu Santo junto a los discípulos (Hch 2,1-13), y sale a anunciar a Jesús muerto, resucitado y glorificado (Hch 2,14-41).
Habla con autoridad, con valentía, y tres mil personas se convierten ese mismo día.
Es sorprendente: esos mismos discípulos que antes se escondían por miedo, ahora anuncian sin temor. Hombres sin formación académica se transforman en predicadores con fuego interior.
¿Qué pasó entonces?
El Kerygma los transformó.
Es el anuncio que proclama:
¡Cristo está vivo! Y podés experimentarlo en tu vida.
Quien no ha tenido este encuentro personal, difícilmente podrá comprender a Jesús o seguirlo con fidelidad. Por eso, la evangelización debe empezar con este anuncio y experiencia de fe viva.
Del encuentro a la formación
Después del Kerygma, viene la catequesis: la enseñanza sistemática de la doctrina de Jesús y la Iglesia.
Pero primero debe darse ese encuentro que enciende el corazón.
Pregunta clave: ¿Quién es Jesús para vos?
Los invito a leer el libro de los Hechos y a hacerse esta pregunta:
¿Quién es Jesús en mi vida?
Ese hombre histórico, que tras la resurrección se convierte en el Cristo, el Señor que venció a la muerte.
Invitalo a ser tu compañero de camino. Pedile que te lleve hacia el mundo de Dios.