Bautismo en el Espíritu Santo
El bautismo en el Espíritu Santo consiste en:
1ª- La oración que una comunidad cristiana, eleva a Jesús Glorificado, para que derrame su Espíritu de una manera nueva, sobre la persona por quién se ora. De ordinario esta oración se hace mediante la imposición de manos.
2ª- El que bautiza en el Espíritu Santo, no es tal o cual hermano, sino el mismo Jesús Glorificado, pues solo Él puede hacerlo: Jn. 1, 33-34 “Sobre quien vieres al Espíritu descender y posarse sobre Él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo”.
3ª- Esta nueva Efusión pone en actividad el rico potencial de Gracia que Dios ha dado a cada uno, según la propia vocación y según el carisma personal del estado de vida.
4ª- Desde el momento en que nos incorporamos a Cristo por el bautismo, el Espíritu Santo habita en nosotros como en su propio templo. Es una Gracia de Dios que rompe la dureza de nuestro corazón, remueve las trabas y obstáculos y nos dispone para que el Espíritu Santo actúe en nosotros con toda libertad. La consecuencia de esta libertad permitirá manifestar a los demás los dones, convertidos en carismas, como frutos maduros de la acción del Espíritu.
5ª- Esta Nueva Efusión, obra en la persona que lo recibe, una conversión interior radical y una transformación profunda en su vida, dándole una luz poderosa para comprender mejor el misterio de Dios, e impulsándolo a un nuevo compromiso con Cristo y a una entrega sin restricciones a la acción del Espíritu Santo. Además, le comunica los dones y carismas necesarios para el cumplimiento de la misión personal en la edificación del Cuerpo de Cristo y le confiere una fuerza divina para dar testimonio de Jesús Vivo, en todas partes.
6ª- El creyente recibe un gran beneficio en todo su ser (cuerpo, alma y espíritu). Es por esto que se experimenta la acción de Dios, no solo en sus frutos espirituales, sino en sus efectos sensibles, como puede ser la paz, la alegría, el gozo, la tranquilidad, o mediante la manifestación de algunos carismas, como efectos sensibles: ej. El don de lenguas, el don de profecía, etc., o alguna curación interior o física.